0 km
Distancia
03:30 h
Tiempo
0 m
Desnivel +
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Desnivel –

El Monte Hijedo, que se extiende por las tierras del noroeste burgalés, es uno de los bosques caducifolios mejor conservados de Castilla y León. Un destino muy apropiado para la práctica del senderismo familiar en el que también se puede realizar rutas de mayor complejidad, aunque todas ellas sin ninguna dificultad técnica. Los niños no olvidarán la experiencia.

Hoy en día, el Monte Hijedo constituye una auténtica joya forestal en la que caminar se convierte en un placer.

Cuando alguien llega a estas tierras, procedente de la meseta, (normalmente vía Aguilar de Campoo – Reinosa) la primera sensación suele ser de sorpresa. Y es que nada tiene que ver aquel paisaje con el casi siempre verde de Las Merindades de Burgos. Tanto en Arija como en el Alfoz de Santa Gadea predominan los prados y pastizales que alimentan la abundante cabaña ganadera que sustenta cada vez con mayor calidad, la economía comarcal. Junto a estos pastizales, pequeños bosques de robles y hayas ocupan las colinas menos adecuadas para el ganado. La imaginación no tarda en recrear un paisaje pretérito, de cuando el bosque cubría todo y era temido por los intrépidos viajeros que osaban cruzarlo.

El bosque sufrió los efectos de la industrialización del cercano País Vasco y la presencia del ferrocarril hullero, que, además de necesitar infinita cantidad de traviesas, acarreó toneladas de carbón vegetal procedente del bosque. Sin embargo y para nuestra fortuna, una parte del boque del Monte Hijedo se conservó en buen estado. Fue la zona más alejada de los pequeños núcleos de población, tanto por la parte burgalesa como por la cántabra.

En la zona burgalesa, cerca de Santa Gadea de Alfoz, un pueblo magníficamente conservado y cuidado, se sitúa el sendero de pequeño recorrido PRC-BU 30 que, con un desarrollo de 10 kilómetros, permite adentrarse en alguno de los rincones más bellos y profundos del bosque o contemplar su inmensidad desde distintos miradores naturales. Aquí, el otoño es puro espectáculo. Es, sin duda, el periodo del año más apropiado para ejercer la sana costumbre de escuchar el bosque acompañado con el murmullo del viento y nuestros propios pasos sobre la hojarasca amarilla y anaranjada.

El sendero, señalizado correctamente desde hace más de una década, se inicia en el aparcamiento existente en el cruce que da acceso a la llamada “Cabaña del Hijedo”. Sorprendente apelativo para tan singular palacete.

Los primeros kilómetros se desarrollan por una pista flanqueada por el bosque y en cuyo margen suelen pacer afablemente corzos y diverso ganado. Pronto se llega a la Cabaña y comienza la senda propiamente dicha. Poco cabe describir. El sendero se introduce bajo la espesura y se hace acompañar de enormes ejemplares de robles y hayas. La primera fase es descendente —en algunos puntos la pendiente es importante—. De camino, está señalizado un mirador natural que ofrece una completa panorámica de este magnífico monte. Más allá llega el río (un pequeño arroyo que vierte sus aguas ya hacia Cantabria).

En este punto se ha de girar hacia la izquierda (N) para comenzar un suave y prolongado ascenso. Turberas, abedulares, pequeñas cascadas, numerosos tejos y multitud de robles, descendientes de aquellos que sirvieron a la marina para la construcción de sus barcos… ¡Un bosque de cuento!

Después de un largo trecho se abre un claro en el bosque y el camino se bifurca siendo necesario tomar el ramal de la izquierda (De frente existe la posibilidad de ampliar muchísimo la ruta, pero carece de señalización y es fácil llegar a perderse). Cruzado el claro, el PRC-BU 30 cambia de nuevo el rumbo y se vuelve a introducir en la espesura del bosque parar cerrar el círculo que lo conduce de nuevo a la Cabaña del Hijedo bajo enormes matas de acebo que hacen de sotobosque, a través de algunos los parajes más bellos del recorrido.

Antes de llegar a la Cabaña sorprende la presencia de varios tejos cuyas raíces abrazan las rocas desnudas y que, durante los frecuentes días de niebla, vuelven a hacer volar la imaginación. Es este en definitiva un recorrido para disfrutar. Quizá no tanto deportivo como emotivo y seguramente calará hondo entre quienes se aventuren en el interior del Monte Hijedo.

Autor

Escrito por Ivan Varona
Iván Varona junto con José Ángel, su padre, son de los mejores conocedores de la comarca de Las Merindades. También por su vinculación profesional (Soleta PRO) con esta zona y la realización de proyectos de senderismo y divulgación de los recursos turísticos y patrimoniales de la comarca de Las Merindades, en el norte de la provincia de Burgos, son personas ideales para narrar y describirnos los diferentes itinerarios en el norte de Burgos como se demuestra en la mayoría de sus proyectos desde el del GR 186 Caminos de Medina (y otros GR´s), hasta las Redes de Senderos de Medina de Pomar, Merindad de Valdivielso, y otras… Además también poseen varias publicaciones: guías de todos los senderos mencionados, el libro «Ojo Guareña, Paisaje Subterráneo» y de un modo muy especial, la revista periódica «Paralelo 43″. Además de la actividad profesional, antes, durante y después, apasionados de la montaña… En especial… de Las Montañas de Burgos.»

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