El mamífero cantábrico se deja notar en la Montaña Palentina, con apariciones en zonas colindantes a Barruelo o Santibáñez de la Peña
Senderistas y corredores por montaña se topan con señales de un animal que cuenta con una población de 40 ejemplares en la zona oriental de la Cordillera Cantábrica
La llegada de la primavera ha despertado a la Montaña Palentina. “Cada vez se ven más animales, y más cerca”, afirman varios vecinos de Barruelo de Santullán. La pérdida de la capa de nieve de cimas como el Valdecebollas, el Pico Fraile u otras elevaciones de la zona ha estimulado la flora del Parque Natural de Fuentes Carrionas y Fuente Cobre.
El desvelo de la fauna también se ha dejado notar, ya no solo con el avistamiento de corzos, ciervos y otros animales menos reacios al contacto con los seres humanos, sino que en los últimos días otro de los mamíferos ilustres de la Cordillera Cantábrica se ha dejado notar en los aledaños de zonas urbanas como Barruelo o Santibáñez de la Peña.
El pasado fin de semana, en una escombrera próxima a Santibáñez y en el contexto del III Trail de La Peña, aparecieron varias huellas del plantígrado cantábrico. “Estaban muy marcadas, aunque con el agua que ha caído casi seguro que ya habrán desaparecido”, comenta David Rueda, corredor del CD Correcaminos de Guardo, uno de los deportistas que se topó con las señales del oso.
La cercanía de una zona con paneles de abejas en las inmediaciones de la localidad de La Peña también pudo contribuir al ‘paseo’ de este ilustre compañero del parque natural, que está muy presente en estas últimas jornadas en las conversaciones de los senderistas de la zona.
La Fundación Oso Pardo estima que en la zona oriental de la Cordillera Cantábrica existen unos 40 ejemplares, y, al parecer un individuo joven ha transitado el alfoz del municipio minero en los últimos días. A escasos 100 metros de Barruelo, en una escombrera, han aparecido numerosas huellas de este animal “que ha hurgado en algún contenedor”.
Los vecinos de la localidad insisten en que últimamente se dejan notar con más asiduidad, en un síntoma de repoblación de este animal, aunque tristemente aún se recuerda la aparición el pasado mes de marzo de un ejemplar muerto –se apunta a una posible envenenamiento- en Cordovilla de Aguilar.
De una forma u otra, los vecinos de la Montaña Palentina entienden la convivencia con el oso como una peculiaridad más de sus vidas. “Nunca ha habido problemas. Existen ciertas prohibiciones cuando están en época de cría para que no se acceda a determinadas zonas, pero de momento todo es asumible y sostenible”, concluyen desde el Club de Montaña La Escalerilla.
«Picos de Europa me da la vida. En los dos récords del anillo, miré una vez el reloj» (fclm.com)